Las incoherencias de las religiones ocurren porque la fe en realidad es miedo y porque «creer» significa «no estar seguro».
Las funciones de
un ser humano vivo siempre son coherentes y la vida deja de existir cuando se
pierde esa coherencia vital.
En otras palabras:
de un ser vivo no podemos decir que es incoherente porque la propia función
vital está demostrando que esa coordinación básica está presente.
Claro que en
niveles más específicos de funcionamiento podemos decir que alguien no tiene un
pensamiento coherente cuando su discurso no muestra una relación lógica entre
las ideas. Por ejemplo: «Me gusta lo que me desagrada», «El
color blanco es demasiado oscuro», «La suma de las partes es menor al conjunto
de esas partes».
Muchas personas
creen en Dios, a quien le asignan una cantidad de atributos sobre-humanos. Para
los ateos, la definición de Diós es “ente imaginario que supera en cualidades a
quienes lo imaginan”.
Sin embargo, esas
mismas personas le rezan, le piden con insistencia. Esto demostraría que en
realidad no creen tanto en Él.
Si esta conducta,
que desde un cierto punto de vista es incoherente, pero que seguramente cuenta
con una coherencia básica en tanto la persona que así se comporta está viva,
debería tener alguna explicación que nos permita comprenderla.
Por qué alguien
que dice tener fe en su deidad,
— tiene que
pedirle las cosas mil veces (rezar)?
— se ofrece para
sacrificarse, padecer y sufrir como estímulo para un dios del que se dice es
todo amor? y
— hasta intenta
sobornarlo con ofrendas para ver si su grado de corrupción es sensible a la
coima?
La explicación de
por qué todo esto es coherente estaría en que la fe en realidad es miedo y en
que toda creencia inevitablemente está llena de dudas.
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