lunes, 11 de febrero de 2013

La omnipotencia infantil y la suerte laboral



 
Un psicoanalista tiene que ser humilde (sin omnipotencia) para no agravar la enfermedad de sus pacientes.

Son pocas las personas que pueden ganarse la vida desvinculándose de la realidad. Estas pocas despliegan su talento artístico y además están notoriamente favorecidas por la suerte de ser aceptadas por un público dispuesto a pagar por sus creaciones.

En general ganarse la vida fuera de la realidad es casi imposible.

Son muchos más quienes, aplicando criterios parcialmente alejados de la realidad, logran ganarse la vida en forma satisfactoria.

La característica que define a estas personas, económicamente autosustentables a pesar de su filosofía ilógica, es que aplican el eslogan idealista «Querer es poder».

Pondré dos ejemplos para aclarar este comentario.

Un médico conviene que aplique esta creencia, («Querer es poder»), por dos motivos que le darán dinero:

1) Porque los pacientes y sus respectivos familiares se sentirán reconfortados cuando un médico les asegure, (hasta con indisimulable necedad), que «él restablecerá la salud». Con esa actitud profesional, muy probablemente tenga mayor cantidad de pacientes.

2) Este convencimiento, (aunque disparatado), lo inducirá a trabajar con pasión delirante. En algunos casos tanta insistencia podría dar resultados positivos, pero en todos los casos, insistir inclusive cuando hay consenso en cuanto a un pronóstico negativo, insumirá mayores gastos (de internación, en exámenes, en medicamentos), de los cuales una parte irán a su bolsillo.

Un psicoanalista NO conviene que aplique esta creencia, («Querer es poder»), aunque por ello pierda pacientes y por lo tanto dinero:

1) La mayoría de quienes necesitan la ayuda profesional de un psicoanalista padecen de idealismo, creen que «Querer es poder» pues conservan la omnipotencia arrogante de los niños, aunque disimulada por una actitud devota... ante alguien aún más omnipotente: Dios...

2) El psicoanalista tiene que ser humilde para no agravar la enfermedad de sus pacientes.

(Este es el Artículo Nº 1.779)

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