Una hipótesis remotamente posible dice que las
riquezas materiales son, para el inconsciente de algunas personas, excrementos
de Dios.
Aunque existan miles de libros
sobre los diferentes temas, tenemos que reconocer humildemente que no sabemos
casi nada.
El dinero y las diferentes
calidades de vida que tenemos personas semejantes, seguramente están
justificados por algún motivo o por miles de motivos, pero no sabemos, no
sabemos, no sabemos, cuales son, a ciencia cierta. Apenas podemos proponer
ideas con diferente grado de asertividad, según cuán convencido esté cada
teórico, pero eso sí: el grado de convicción es inversamente proporcional al
realismo del que disponga, es decir, cuanto más seguros demostremos estar de
nuestras ideas, más alejados de la realidad nos encontramos.
Una idea que tiene más de un
siglo de vigencia dice que el dinero, los niños y los regalos están, en nuestro
inconsciente, asociados a los excrementos fecales.
Esta idea, sentimiento,
suposición de los psicoanalistas, nos llevan a pensar, por ejemplo, que la
avaricia es una forma de constipación o que el despilfarro es una forma de
incontinencia (encopresis, defecación involuntaria).
Como la locura se caracteriza
por la liberación de los contenidos inconscientes solemos enterarnos de cómo
somos los humanos escuchando atentamente el extraño discursos de los
psicóticos, pues ellos dicen lo que todos ignoramos de nosotros mismos.
Es probable que en el mundo
mágico de la religiosidad anide la extraña creencia inconsciente en que las
riquezas materiales para los humanos son en realidad excrementos fecales de
Dios.
Esta idea no deberíamos
enunciarla por lo disparatada y hasta por veneración a tan importante entidad.
Si esto fuera cierto podría
decirse, como hipótesis ligeramente probable, que los pobres,
inconscientemente, rechazan la riqueza material porque no aceptan lo que Dios
desecha, mientras que, por el contrario, los ricos aceptan esos desechos
(excrementos).
(Este es el Artículo Nº 1.847)
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