sábado, 11 de junio de 2011

El carácter

El carácter es el resultado de varias fuerzas que nos gobiernan desde adentro (inconsciente) y desde afuera (cosmos, sociedad, cultura). Por esos «somos como somos».

El inconsciente es un yacimiento energético que nos gobierna, junto con los factores externos y los biológicos que nos toquen en suerte.

En el inconsciente laten los instintos de nuestra especie y que la cultura no tolera, los deseos reprimidos aunque jamás anulados, las preferencias más profundas.

Esos componentes son semejantes entre los distintos individuos, pero no iguales en fuerza, importancia, insistencia.

El carácter está determinado por la combinación personal de esas fuerzas inconsciente que nos gobiernan.

Todos tenemos alguna idea de cómo es nuestro carácter, pero lo que conocemos de él es la parte superficial, las manifestaciones evidentes, pero no su integración.

Sabemos que tenemos paciencia, que somos rencorosos, vengativos, que por las buenas entregamos todo, que preferimos rendir los exámenes usando siempre el mismo corpiño, que Dios nos protege en forma personalizada, que hemos encontrado el verdadero sentido a la vida propia, que nos irrita tener que pedir las cosas dos veces y miles de etcéteras más.

Pero por qué y cómo ocurren estas reacciones que nos caracterizan sólo cuenta con respuestas conjeturales, por aproximación, hipotéticas.

Parecería que el carácter está bastante condicionado por cómo nos va en tres etapas de nuestra vida placentera.

Comenzamos gozando de la vida comiendo y bebiendo (placer oral), luego éste placer cede algo de terreno al placer anal, de retener y evacuar nuestras heces y finalmente, algo de placer se instala en nuestros órganos genitales.

Los adultos gozamos comiendo, defecando o fornicando literalmente, pero sobre todo gozamos con actividades afines, simbólicas, representantes de esas actividades. Por ejemplo, comemos con los ojos (miramos), o retenemos dinero (ahorramos), o producimos (nos reproducimos con la actividad genital).

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