EL NIÑO VUELVE Y NO QUIERE IRSE

Cuando nos sentimos amenazados por una enfermedad recurrimos a imaginarnos niños otra vez, evocando aquella vulnerabilidad aliviada por los cuidados de nuestros seres queridos. La Medicina actúa como madre, cariñosa y protectora. El personal de enfermería nos habla con diminutivos, a los ancianos nos tutean como si fuéramos niños. Todo esto nos ayuda a esperar la curación.

Quienes siempre se sienten niños vulnerables, también se infantilizan pero, en vez de recurrir a la Medicina recurren a alguna religión. Piden ayuda rezando y a pura esperanza  “se aseguran” un final feliz.

ESTAMOS ANTE UNA NUEVA ERA

Así dicen algunos grandes personajes. Tan grandes que la mayoría le asignamos una sabiduría sobrenatural.

¿Y si esos grandes personajes no fueran tan sabios como suponemos? Cuando se nos presenta alguien autoproclamado mesías, ¿no será un impostor? ¿No se tratará de alguien que viene a ocupar el lugar que los más desorientados estábamos esperando? El libro de mayor éxito editorial (la Biblia) tiene como tema principal la espera, el anuncio y la aparición de un Mesías. ¿Por qué suponer que esa mecánica sociológica terminó con Jesús?