domingo, 2 de diciembre de 2012

El Ratón Pérez en nuestros criterios económicos



    
En algunas personas la leyenda del Ratón Pérez estimula el empobrecimiento y en otras estimula el enriquecimiento.

Cuando en 1894 el rey de España, Alfonso XIII de Borbón, cumplió 8 años, tuvo el honor de conocer la versión hispana de la leyenda del Ratón Pérez.

Efectivamente, el rey perdió su primer diente a esa edad y para festejar el gran acontecimiento (las monarquías son así: tienen prioridades insólitas para cualquier republicano), un sacerdote, (Luis Coloma), recicló una historia que según parece es universal y probablemente milenaria.

Solo como señal de ajuste de nuestras respectivas memorias, esa leyenda cuenta que un ratoncito deja algunas monedas a los niños que guardan sus dientes provisorios (1) debajo de la almohada, a medida que van siendo remplazados por los definitivos.

Cuando los padres tienen la mala suerte de ser descubiertos en plena faena, suelen decir que “al Ratoncito Pérez se le cayó la moneda cuando la estaban llevando para sustituir al dientito”.

Como nada es porque sí, ¿qué significará esta leyenda?

La tradición folclórica psicoanalítica me inspira una ocurrencia, tan desventurada como cualquier otra.

La pérdida de una herramienta tan necesaria para la alimentación no es algo que el niño haga voluntariamente. Más aún: cuando comienzan a aflojársele los primeros dientes, se angustia y cuando se le caen, tanto la pérdida en sí como el ocasional sangrado, resultan muy perturbadores.

Es entonces que el ingenio popular ha pensado en pagarle, indemnizarlo, consolarlo con dinero. En el mundo mágico de los pequeños, actuamos para que él crea que «no hay mal que por bien no venga», o que «Dios proveerá», o que «perder trae suerte».

En la adultez, algunos tratarán de perder solo para ser premiados por un mágico Ratón Pérez y otros apostarán fuerte solo si cuentan con dientes suficientes como para seguir comiendo.

(1) A la dentición provisoria también se la conoce como dentición decidua, dentición de leche, dentición infantil o dentición primaria.

La religión psicoanalítica

   
Los psicoanalistas tenemos creencias religiosas, pero no adoramos a un Dios sino que estamos peligrosamente seducidos por la coherencia del psicoanálisis.

La imagen de una isla desierta en la que se encuentra una pareja de humanos, remite a la relación madre-hijo.

Dos náufragos, casualmente bellos y de una edad similar, llegan a esa isla en la que tienen que iniciar una convivencia forzados por las circunstancias inmodificables.

El interés dramático de esta ficción surge de lo que en realidad nos ocurrió cuando con nuestra madre  quedamos externamente unidos después del parto.

Primero fuimos una parte de ella pero luego formamos una pareja con ella, en una especie de isla desierta porque psicológicamente nuestra unión es tan intensa como si no existiera nadie a nuestro alrededor.

Si quiso la casualidad que fuéramos afines, entonces ella podrá ayudarnos apelando a nuestras semejanzas, pero si no lo somos, entraremos en un conflicto permanente y en este clima se producirá nuestra evolución hacia la adultez.

Como vemos, la suerte determinó quiénes nos reuniríamos en aquella isla desierta para tratar de convivir como pudiéramos.

Las características de mamá y mías pueden ser compatibles o no. Lo que siempre ocurrirá durante los primeros años será que ella tendrá que ayudarme a sobrevivir porque no podré lograrlo solo.

Ella tendrá que darme órdenes, estimularme, reprimirme, acariciarme y golpearme.

Las dosis de estímulos dolorosos y placenteros, no solamente dependerán de nuestras respectivas personalidades sino que también estaremos influidos por otros factores igualmente casuales: las oportunidades del entorno, las casualidades en cuanto a accidentes, enfermedades, ocurrencia, apetencias, deseos, cansancio, aburrimiento, clima y un aleatorio etcétera.

Estas experiencias primarias parecen ser determinantes de cómo enfrentaremos la vida, pero esta no pasa de ser una creencia, muy arraigada en los psicoanalistas, pero tan poco probable como es la existencia de Dios.

(Este es el Artículo Nº 1.741)