lunes, 7 de noviembre de 2011

El reclamo de los quejosos

Quienes se caracterizan por dedicar mucho tiempo a quejarse, se dirigen a Dios porque suponen que Él los tienen un poco olvidados.

Lo real es que para ganarnos la vida tenemos que trabajar: cultivar la tierra, ordeñar las vacas, tejer los hilos de algodón o lana, confeccionar prendas de vestir, fabricar y vender utensilios de cocina, manejar camiones, financiar estas actividades, gobernar.

Para realizarlas es preciso dedicarles tiempo de aprendizaje, tiempos de elaboración, interrumpir otros entretenimientos, diversiones o descanso, arriesgar inversiones, enfrentarnos a nuestros potenciales compradores, convencerlos, competir con otros que hacen lo mismo, pagar los impuestos.

El verbo casi único es «hacer».

Sin embargo para algunas personas no es esto lo que hay que hacer para ganarnos la vida (dinero para comprar alimentos, abrigo, alojamiento, estudios).

Para esas personas en las que estoy pensando lo que hay que hacer es conseguir la aprobación del dueño de todo, caerle simpático, obedecerlo, decirle piropos, demostrarle sumisión, respeto y miedo. Adularlo, hacerle publicidad mencionándolo («Gracias a Dios», «Si Dios quiere», «¡Ay, por Dios!»).

Para esas personas el dinero no llega a nuestras manos por lo que hacemos sino por quienes somos. Si somos hijos de Dios, hijos de un padre rico, amigos de gente influyente, entonces ocurrirá lo que debe ocurrir: el dinero llegará a raudales, muy pocos proveedores querrán cobrarnos por sus mercancías y servicios, los propios organismos recaudadores perdonarán nuestros compromisos fiscales.

Algunos personajes con estas características son visibles, van y vienen sin que nadie sepa qué están haciendo además de mostrarse y cobrar.

La mayoría no son visibles sino audibles.

Efectivamente, todos los quejosos, plañideros y protestones son personas cuya tarea consiste en hacerle saber a su Dios amoroso, proveedor y justiciero, cuánto están sufriendo, cuánto necesitan, cuán pobres mártires son, llorando por sentirse abusados, víctimas, desfavorecidos, postergados.

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