viernes, 3 de agosto de 2012

Sobre la «configuración de mundo»



Según la «configuración de mundo» de algunas personas es normal que siendo «agradecidas» tengan «colaboradores omnipotentes».

Si los humanos actuamos con absoluta perfección, ¿por qué subsiste esa idea de que «equivocarse es humano»?

Ambas afirmaciones son válidas y la explicación está en que «actuamos con absoluta perfección» según nuestras propias creencias.

Lo que algunos llaman «configuración de mundo» refiere al conjunto de ideas que tenemos sobre «cómo es la realidad».

«A nadie le gusta que le griten»; «antes de salir del supermercado, tenemos que pagar la mercadería»; «los ancianos caminan y piensan más lentamente», son algunas de las ideas que tenemos de «cómo es el mundo, la realidad, la vida».

Nuestra «configuración de mundo» es un dato cierto ... aunque generalmente está conformado por creencias, tradiciones, costumbres, prejuicios, supersticiones, información equivocada.

Volviendo al principio: actuamos con absoluta perfección pero «equivocarse es humano» porque tenemos una «configuración de mundo» imperfecta.

Cambio momentáneamente de tema para proponer que la responsabilidad es parecida a la Ley de la Gravedad, en tanto ambas nos aportan una sensación de peso, de carga; ambas nos consumen energía, nos cansan.

Nuestra natural tendencia a economizar energía (1) nos estimula la inteligencia para zafar (evitar, eludir) cuantas veces podamos el asumir un compromiso (responsabilizarnos) o hacer algún esfuerzo si es que podemos evitarlo.

Si nuestra «configuración de mundo» incluye la creencia en que es normal recibir asistencia extra de fuerzas sobrenaturales, quizá estemos delegando tareas en algo o alguien que no terminará haciéndolas y quedarán sin hacer (trabajar, producir, limpiar, ganar dinero).

En varios artículos (2) he comentado cómo esta «configuración de mundo» suele encontrarse en quienes viven dando gracias a Dios por estar vivos, por cada función corporal que aún conservan, por tener comida, alojamiento, porque imaginan que es normal que las personas «agradecidas» tengan «colaboradores omnipotentes».

         

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