jueves, 23 de diciembre de 2010

Los psicosomáticos dolores del parto

Hay un conjunto de creencias que nos arruinan la vida, pero atención: nuestra vida depende del sufrimiento.

Efectivamente, el fenómeno natural «vida» cuenta con las acciones que realizamos para aliviarnos del hambre, del cansancio, de la evacuación de los desechos digestivos, del deseo sexual (1).

Una de esas creencias ruinosas dice que estamos formados por una parte física, que se puede tocar (tangible), más otra parte espiritual, que no se puede tocar (intangible).

A esta creencia se la denomina dualismo cartesiano porque hemos elegido al filósofo francés René Descartes (1596-1650) como su inventor o descubridor, a pesar de que muchos pensaron lo mismo, pero necesitábamos un abanderado para darle mayor fuerza, difusión y credibilidad a la idea.

Como les comento en algunos artículos (2), las creencias tienen una fortísima influencia en lo que percibimos. Casi podríamos decir que no vemos de afuera hacia adentro sino exactamente al revés: lo que no creemos, no lo percibimos.

Otra creencia muy arraigada entre nosotros es que, si bien podríamos aceptar que somos animales, no solo somos diferentes sino que además somos los mejores, los más perfectos.

Esta idea es tan ridícula como la que sostienen algunos de nosotros de que somos los más bellos, los más inteligentes o los infalibles.

Con estas premisas, podemos ir pensando que los dolores de parto son una respuesta psicosomática que, en lo esencial, es patológica.

En otras palabras, no es necesario que el parto sea penoso. La naturaleza puede perfectamente terminar el proceso de gestación sin que las mujeres sufran.

Efectivamente, las hembras de estos animales, pueden ser fecundadas por un macho, luego pueden gestar sin la ayuda de nadie (parientes, médicos, enfermeras), y parir sin dolor ni asistencia.

Claro que, como Dios dijo «parirás con dolor», ¿quién se anima a desobedecerle?

(1) Ver blog especializado en el sufrimiento como inherente a estar vivos, titulado Vivir duele

(2) La obediencia debida

Nos comportamos como perros y gatos

La inteligencia es optativa

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