martes, 4 de septiembre de 2012

Los semáforos y la psicología




Del funcionamiento de los semáforos podemos deducir algunas características humanas frente al uso del poder.

Les comentaré algo conocido (los semáforos) pero para referirme a algo menos conocido (la psicología humana).

La luz roja está ubicada en la parte jerárquicamente más prestigiosa del artefacto: arriba, en la cabecera, en la parte superior.

Esta luz indica prohibición, interrupción, represión y los humanos ubicamos estas acciones en el lugar más importante, donde semióticamente se ubican los jefes, los reyes, Dios, la figura paterna.

El color rojo, que universalmente significa «peligro», nos está indicando que «desconocer la prohibición es peligroso para el transgresor». Por lo tanto, de forma sutil, el semáforo prohíbe, advierte y también amenaza.

Resumiendo: las prohibiciones son para los humanos las órdenes jerárquicamente más importantes. Quizá podríamos deducir que para los humanos tienen más poder quienes poseen la autorización para prohibir a otros, para recortar las libertades. En otras palabras: impedir, frustrar, frenar, son privilegios que tienen quienes detentan funciones superiores. Quienes prohíben también tienen autorización para amenazar, sancionar, castigar.

En suma: los seres humanos que puedan prohibir, amenazar y castigar (como la luz roja del semáforo), se ubican simbólicamente en la parte superior, significativa, valiosa.

Por el contrario, la luz verde, la que autoriza, si bien cumple una función trascendente, no es tan prestigiosa como la prohibidora. La ubicación jerárquica dentro del artefacto, es la inferior, la que está más abajo. Semióticamente el verde es un color «amable», «tolerante», «permisivo», «mínimamente persecutorio».

Podríamos decir que los seres humanos no valoramos (jerarquizamos) a las personas amables, tolerantes, permisivas y que no nos atemorizan.

La luz amarilla solo se enciende para avisar que la luz verde está por apagarse, es decir, nos avisa que la tolerancia circulatoria está por terminar. Por el contrario, no se nos avisa cuándo finalizará la intolerancia.

(Este es el Artículo Nº 1.661)

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