La expresión «Que Dios se lo pague»
muestra la omnipotencia y omnisapiencia de un inconsciente que se cree Dios.
Platón (427-347 a. C.) fue un
filósofo griego precursor del psicoanálisis inventado por Sigmund Freud
(1856-1939).
Puede decirse que las ideas del austríaco se
originaron, por lo menos, 23 siglos antes.
Platón decía que lo que denominamos proceso de aprendizaje es en realidad un proceso de recordación. En otras
palabras, proponía que el ser humano lo sabe todo pero ignora aquello que no
recuerda.
Freud
imaginó y describió lo que denominó inconsciente, pero es lógico suponer que
este no fue su invento sino la interpretación de la propuesta platónica. En
esencia, el inconsciente sería el depósito de toda la sabiduría olvidada.
¿Cuál
es la causa de ese olvido? No lo sabemos, pero podemos suponer que uno de los
motivos es que olvidamos o no recordamos lo que preferimos desconocer. En otro
artículo digo esto mismo pero sugiriendo que nuestras evocaciones ocurren con un
criterio político (1).
También
en otro artículo (2) les comenté algo sobre cómo funcionan las letras de
cambio: forma de pago que es muy simple pero cuya explicación resulta extensa y
aburridora.
Con
ese instrumento de pago (letra de cambio), le ordenamos a alguien que nos debe
dinero, que en vez de pagarnos a nosotros, le pague a otra persona.
Según
cómo los psicoanalistas imaginamos el inconsciente, seríamos unos superdotados
si pudiéramos levantar todas las inhibiciones que lo mantienen alejado de nuestra
conciencia.
Por
todo lo expuesto, les comento ahora que cuando alguien dice «Que Dios se lo
pague» (como forma de agradecer un favor recibido), lo que en realidad está
diciendo es algo así como: «Dios me debe muchos favores porque soy tanto o más grandioso
que Él».
El
inconsciente quizá sea el Dios individual, omnipotente y omnisapiente.
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