Cuando Dios se enojó con Adán y Eva por comer frutos prohibidos, los condenó a ellos y a todos sus descendientes (nosotros) a parir con dolor y a ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente.
Ésta también es una metonimia como otras que he mencionado en este blog: el sudor, siendo que es una parte del proceso laboral, se toma como todo él. Dios también podría haber dicho: ... ¡para comer tendrás que trabajar!
Lo que quiero resaltar es que «el sudor» equivale al trabajo y como suponemos que éste siempre es remunerado (para poder comprar el pan...), entonces también podemos entender que en nuestra psiquis «sudor» equivale a «dinero». (Sudor es una expresión metonímica de dinero).
Las personas y familias que logran ganar más de lo que gastan, ahorran. Sus ahorros suelen depositarlos en un banco confiable, por su seguridad edilicia y por la honestidad de sus dueños.
Cualquier duda sobre la solvencia del banco que cuida nuestros ahorros, eleva fuertemente nuestra preocupación y corremos a retirar nuestro dinero-sudor (corrida bancaria).
Este celo que manifiestan los ahorristas suele ridiculizarse diciendo que «el dinero es cobarde».
El objetivo de este artículo es resaltar el siguiente hecho: Si el dinero representa una parte de nuestro cuerpo (el sudor), entonces aquellas personas que cuidan la conservación de sus ahorros están cuidando la conservación de sus cuerpos y, por el contrario, quienes desprecian su cuerpo por alguna razón filosófica, religiosa o patológica, seguramente serán también desaprensivos con su dinero-sudor.
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