Los seres humanos tenemos dificultades para mantener el equilibrio psíquico.
Por ejemplo, la proporcionalidad entre la molestia recibida y la descarga de energía que uno hace para detener al agente molesto es muy difícil de lograr. Si alguien se siente picado por un mosquito quizá se propine un manotazo que sería suficiente para aplastar un águila.
Cuando el fenómeno se ve desde afuera es posible evaluarlo con racionalidad, pero cuando el fenómeno se ve desde adentro es imposible evaluarlo con racionalidad.
La señora ya le dijo cuatro veces a su esposo que no camine sobre el piso recién lustrado sin usar los patines de fieltro. La quinta vez que el señor realiza esa caminata con descuido, la señora toma entre sus manos el jarrón que les regaló su suegra y lo lanza sobre la araña de infinitos caireles que les regaló su cuñada. ¿Se trata acaso de un episodio de psicosis agitada? Quizá no.
Retomo algo que ya mencioné en otro artículo: Dios condenó a TODA la humanidad a ganarse el pan con el sudor de la frente del hombre y a parir con dolor porque Eva se comió una manzana fuera del menú permitido en el paraíso.
En suma: la proporcionalidad entre la acción y la reacción es un concepto ideal, teórico, legal, moral, ético, pero inhumano.
Nota: La imagen corresponde al auto Eliica. Ilustra este artículo por considerar que hoy en día, representa la desproporción, lo exagerados que podemos llegar a ser.
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