jueves, 14 de octubre de 2010

Matemáticamente, el cuco no existe

El análisis racional de la realidad es una norma no escrita que tiene más peso que varios códigos juntos.

Que todo deba tener una explicación es casi obligatorio y lo que no tiene explicación no existe. Eso sí, no está prohibido inventar una explicación pero en este caso el invento debe ser fiel a la racionalidad. Por ejemplo, ¿quién creó el Universo? Dios ¡por supuesto!

«No hay efecto sin causa» es una consigna importante de esta norma de hierro. Mis actos y omisiones tendrán una consecuencia. No importa que sea insignificante: la tendrá y eso es lo que cuenta.

Descartes fue el gran legislador de esta ley y su idea consiste en pensar que el conocimiento por los sentidos no es tan importante como el conocimiento intelectual. La geometría era para él «La ciencia». Lo que no soportara un análisis racional, no existía, era pura fabula o alucinación.

Como construcción teórica quizá haya que sacarle el sombrero pero de ahí a pretender utilizarla para investigar cualquier rama del saber hay un gran paso. Por ejemplo, la psicología no se lleva bien con el racionalismo. Es como pretender guardar una esfera en un estuche cúbico: entra bien pero no calza bien.

Pero además, otro motivo por el cual esta postura filosófica tiene tantos defensores es que el análisis racional de la realidad es una excelente manera de vencer el miedo a vivir.

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