Para algunos lectores no debería estar llevando adelante esta especie de campaña contra la creencia en Dios y las religiones.
Seguramente tienen razón porque esta creencia constituye para esas personas un valioso aporte a su calidad de vida.
En mi investigación sobre las posibles causas de la pobreza patológica creo haber detectado que la creencia en Dios y la ideología católica en particular pueden ser factores que para ciertas personas son perjudiciales.
Por otro motivo decía en otro artículo (¿Quién ocultó las causas?) que el azúcar es un excelente alimento pero que a los diabéticos les hace daño.
Conozco católicos muy prósperos que hacen una interpretación del credo cristiano (rechazo de la riqueza, confiar en que Dios proveerá) que no los desmotiva sino todo lo contrario (son honestos, generosos y ganan lo suficiente como para demostrarlo con hechos).
A quienes se sientan incómodos con mis señalamientos de que la creencia en Dios y la religión católica son factores que agravan la natural dificultad para ganarse el sustento de algunas personas, va entonces esta precisión: algunas personalidades se ven perjudicadas (así como el azúcar le hace daño a los diabéticos) y otras se ven beneficiadas.
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